La gimnasta rumana Ana Barbosu ganó, cinco días después de la competición, la medalla de bronce en suelo, al prosperar el recurso presentado ante el TAS contra la revisión de la nota de la estadounidense Jordan Chiles.
Barbosu había conseguido la tercera mejor nota en la final de suelo (13,700), y por tanto la medalla de bronce, por detrás de la brasileña Rebeca Andrade (14,166) y de la estadounidense Simone Biles (14,133).
Pero Jordan Chiles, la otra estadounidense finalista, presentó una reclamación por su nota original de 13,666, que la había situado en quinta posición. Los jueces atendieron su demanda y le dieron un 13,766 que la mejoró dos puestos. Barbosu se quedó sin podio.
El equipo rumano apeló al Tribunal de Arbitraje al considerar que la reclamación de Chiles se presentó fuera del plazo de un minuto que permiten las regulaciones de la federación internacional (FIG); en concreto, al minuto y cuatro segundos.
Barbosu estaba celebrando su medalla de bronce cuando apareció en los marcadores la nueva nota de Chiles. Al verla, a la rumana se le cayó la bandera de las manos y comenzó a llorar.
En todo caso, el TAS advierte de que debe ser la FIG la que reasigne las medallas «de acuerdo con la decisión tomada».
La legendaria gimnasta Nadia Comaneci se mostró indignada por el incidente ocurrido en la final.
«No me puedo creer que juguemos de esta manera con la salud mental y las emociones de las deportistas. Protejámosles», pidió Comaneci, residente desde hace décadas en Estados Unidos pero siempre muy pendiente de apoyar a las gimnastas de su país.