El presidente de Argentina, Javier Milei, desató una nueva controversia al plantear la posibilidad de cubrir por decreto las vacantes en la Corte Suprema, luego del rechazo del Senado a sus dos candidatos.
Este anuncio marca un avance en su disputa con el Poder Judicial, elevando la tensión en un contexto de crisis institucional en el país.
El 29 de diciembre, la Corte quedará con solo tres de sus cinco jueces tras la jubilación de Juan Carlos Maqueda. Desde su asunción hace casi un año, Milei no ha logrado que el Senado apruebe a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, sus postulados al máximo tribunal.
Ante el fracaso de las negociaciones y el rechazo de la mayoría peronista en la Cámara Alta, el presidente amenaza con emitir un decreto para nombrarlos “en comisión”, recogió El País.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, justificó esta medida argumentando que “una Corte con tres miembros no puede ser eficiente ni garantizar los tiempos procesales”. Sin embargo, el máximo tribunal trasandino respondió a la arremetida aprobando un reglamento de emergencia que permite recurrir a conjueces en casos de quórum insuficiente, desactivando la necesidad de designaciones unilaterales.
La controversia también provocó divisiones dentro del propio tribunal. Ricardo Lorenzetti, juez cercano a Milei, criticó duramente la medida adoptada por sus compañeros, calificándola como “una muestra de ambición desmedida”. Por su parte, Maqueda, en su discurso de despedida, defendió la independencia del Poder Judicial y denunció los peligros de los liderazgos personalistas.
Mientras tanto, el jefe de Estado argentino sigue consolidando su influencia en otras áreas del Estado, ampliando el control sobre las fuerzas armadas, los servicios de inteligencia y la agencia recaudadora de impuestos. La disputa con la Corte Suprema, sin embargo, representa un desafío mayor que podría redefinir el equilibrio de poder en el país.