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Telescopio James Webb captó la fusión de agujeros negros más lejana y primitiva hasta ahora

 

El telescopio espacial James Webb, reconocido por su capacidad de explorar el universo primitivo, ha revelado un hallazgo extraordinario: la fusión de dos galaxias y sus gigantescos agujeros negros cuando el universo tenía apenas 740 millones de años. Este descubrimiento, el más lejano y primitivo de su tipo hasta la fecha, proporcionará a los astrónomos valiosa información sobre el origen y evolución de los agujeros negros en el universo temprano.

Este avance científico fue logrado por un equipo internacional de astrónomos, gracias a las avanzadas cámaras del James Webb, un proyecto conjunto de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA).

Las observaciones han permitido identificar el sistema conocido como ZS7, en el que dos galaxias están en proceso de fusión, cada una con su propio agujero negro supermasivo. Las galaxias masivas, incluida la Vía Láctea, suelen contener agujeros negros supermasivos con masas millones de veces mayores que la del Sol. Sin embargo, los científicos todavía no comprenden completamente cómo estos agujeros negros alcanzaron tamaños tan colosales.

El descubrimiento de agujeros negros gigantescos en los primeros mil millones de años después del Big Bang sugiere que su crecimiento fue extremadamente rápido y temprano. Las nuevas observaciones del Webb aportan pruebas contundentes de esta rápida formación y evolución.

Hannah Übler, de la Universidad de Cambridge, explicó que encontraron «evidencias de gas muy denso con movimientos rápidos cerca del agujero negro, así como gas caliente y altamente ionizado iluminado por la radiación energética típica de los agujeros negros en acreción». La capacidad de imagen sin precedentes del Webb permitió al equipo distinguir espacialmente los dos agujeros negros.

Uno de estos agujeros negros tiene una masa 50 millones de veces superior a la del Sol. «Es probable que la masa del otro agujero negro sea similar, aunque es mucho más difícil de medir porque está enterrado en gas denso», añadió Roberto Maiolino, también de la Universidad de Cambridge.

Este estudio sugiere que la fusión es una vía clave para el rápido crecimiento de los agujeros negros, incluso en el amanecer cósmico. «Los agujeros negros masivos han estado dando forma a la evolución de las galaxias desde el principio de los tiempos», indicó Übler.

Pablo G. Pérez-González, del Centro de Astrobiología (CAB), CSIC/INTA, destacó que la masa estelar del sistema estudiado es similar a la de la Gran Nube de Magallanes. «Podemos tratar de imaginar cómo podría verse afectada la evolución de las galaxias en fusión si cada galaxia tuviera un agujero negro supermasivo tan grande o más que el que tenemos en la Vía Láctea», comentó.

 

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